MI CUENTA

El genio creador. Mitos y verdades.

El genio creador. Mitos y verdades.

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La figura de la persona creativa, dotada del talento creador, ha estado desde que el hombre es hombre rodeada de un halo de misterio.

El concepto de genio creador se atribuye a Giorgio Vasari, uno de los primeros historiadores de arte del Renacimiento y para el que el arte se convierte en la forma de expresión sutil del creador. El artista, nace, no se hace y su obra es fruto de su talento espontáneo o intuitivo. La inspiración llegaría al artista como un regalo divino dado solamente a unos pocos agraciados.

Este halo de misterio que envuelve a la creación mantenido en el mundo del arte desde Vasari hasta nuestros días fue perpetuado en parte también por la psicología. Los psicoanalistas fueron los primeros en adentrarse en el terreno de la creatividad. Freud o Kris aludieron al inconsciente para explicar el fenómeno de la creación . Hablaban de misteriosos procesos que tenían lugar en algún remoto lugar de nuestra mente inconsciente y que, en forma de súbita inspiración, afloraban a la superficie con pasión sublimando así los traumas y deseos ocultos del sujeto.

David Perkins tenía una visión diferente de la creatividad, una visión a la cuál nos sumamos en La Paradoja Creativa, pues en esta casa creemos que la creatividad no es un don dado solo a unos pocos sino que es algo que se puede cultivar y desarrollar y que además es inherente a todo ser humano.

Por el hecho de SER, ya somos creativos, capaces de imaginar y generar ideas.

Según Manuela Romo, psicóloga profesora titular de la Universidad Autónoma de Madrid y que ha trabajado como investigadora y docente el tema de la creatividad, habla en su libro “Psicología de la Creatividad” de 5 teorías implícitas (teorías asumidas e interiorizadas por la sociedad sin tener una demostración científica) que explicarían cómo son los artistas y por qué algunas personas tienen ese talento creativo y otras no.

1. Teoría del trastorno psicológico.

La sociedad ha creado la leyenda de que uno de los rasgos de personalidad más significativos del artista es precisamente el carácter melancólico, triste o desequilibrado emocionalmente. La sociedad ha creado la leyenda y con frecuencia los propios artistas la fomentan comportándose conforme a las expectativas ajenas.

Esta creencia surgió al parecer también en el Renacimiento. Los artistas atribulados “sufrirían la inspiración” como una especie de furia incontrolable que lo arrastra y lo mantiene turbado durante jornadas en las que apenas dormían y ni tan siquiera comían hasta ver culminada su obra.

Por fortuna, son más los artistas y creativos sin trastornos psicológicos que los que sí los tienen. Aunque esto parece que no es tan romántico. De hecho, te sorprendería como muchos de ellos tienen vidas “normales” o incluso poco interesantes. Así que grábate esto a fuego:

No hay que estar loco para ser creativo.

2. Teoría de la búsqueda de sí mismo.

Esta teoría afirma que la creatividad y expresión artística es el vehículo que el ser humano utiliza para tener un conocimiento más profundo de sí mismo.

En cierto modo esto puede ser así. Es decir, la expresión artística puede tener ese valor instrumental pero no siempre tiene que haber reciprocidad entre la obra y el carácter del artista, no siempre tiene que haber un significado más allá y no siempre la obra tiene por qué ser el resultado de la vida íntima (no resuelta) del creador.

3. Teoría de la expresión emocional.

El Romanticismo también es “culpable” de esta concepción de la expresión artística como catarsis de las emociones que el artista manifestaba.

En el Romanticismo era el amor (correspondido o no correspondido) el que daba lugar a las obras de arte más inspiradas. Tiempo después, en los 70, los artistas buscaban este éxtasis emocional en sustancias que alteraban sus estados perceptivos y que les hacía tener sensaciones más intensas que, creían necesitar para poder expresarlas después en sus obras.

Desafortunadamente esta creencia llevó a muchos artistas a la muerte por sobredosis o suicidio así que no, quizá no sea necesario tampoco ser altamente sensible o tener experiencias sensoriales intentas para disfrutar de los beneficios de la creación artística.

4. Teoría de la comunicación.

Esta teoría habla de que la expresión artística va más allá que la expresión de emociones. Lo que busca es comunicarlas, que el receptor también las sienta.

Algunos poetas por ejemplo, se han sentido influidos por esta concepción del arte y han entendido que la poesía era el vehículo para agitar conciencias y provocar cambios sociales. Y en cierto sentido el arte o la creatividad puede utilizarse de esta forma. Pero no es la única.

5. Teoría de las dotes especiales innatas.

Una de las teorías más extendidas es la de que el artista tiene talentos creadores innatos. Estos talentos o dotes artísticas innatas se manifestarían en la más tierna infancia y lucharían durante la vida del sujeto por salir a la luz y desarrollarse.

Ya sabemos hoy día por suerte que esto no tiene por qué ser así. Ya Picasso decía que la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando. Así que anímate y ponte en marcha.

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Estas son las teorías implícitas que Manuela Romo describe en su libro y que tienen su origen en leyendas o creencias que vienen desde que el hombre el hombre. Algunas de ellas, como la del trastorno psicológico y de la búsqueda de sí mismo han contado con la aprobación de la psicología tradicional por lo que hace todavía más difícil que nos desvinculemos de ellas.

El psicoanálisis ha producido un nuevo tipo de personalidad artística con sus propias características distintivas (…) Para bien o para mal la psicología contribuyó de esa manera a delinear la personalidad genérica y el carácter de los artistas modernos (…). Es una mezcla de mito y realidad, de conjeturas y observaciones, de ficción y experiencia lo que definió, y aún define, la imagen del artista.

(Wittkower, 1963).


Nuestro propósito es dejar de ubicar la creatividad y expresión artística en las profundidades inaccesibles del inconsciente, abandonar la creencia de que solo unos pocos pueden crear y sustituir la espera pasiva de la llegada de la intangible musa por la libertad creadora. Esa que todos tenemos desde niños y que puede manifestarse en todas las áreas de nuestra vida.

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